El sueño de muchos, el Phantom 1987, inicialmente con el motor 2.2 turbo y transmisión automática de tres velocidades o manual de cinco. Un magnífico diseño que superaba al de sus pocos competidores. Venía equipado con vestiduras de piel, elevadores eléctricos y aire acondicionado. Tenía un tablero digital que lo distinguía y su ayuda parlante que tantos problemas causaba.
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